Margarita Pérez nació Veracruz, México. Cuando tenía once años su madre decidió emigrar a los Estados Unidos llevando consigo a Margarita y sus dos hermanas. En este fragmento Margarita cuenta la desgarradora experiencia de encontrarse separada de su madre después de haber padecido los peligros del cruce del desierto camino a los Estados Unidos.
Marina López: ¿Cómo te enteraste que ibas a venir para acá?
Margarita Pérez: Me acuerdo que mi mamá dijo que se iba a venir, que estaba en la casa de mi abuelita, el corredor. Estábamos ahí mi mamá me dijo que ese mismo día, creo que era ese mismo día—mi mamá es de las personas que no espera a decirte en un mes nos vamos o así. No, ella así, hoy lo piensa, hoy se va. Ese mismo día me acuerdo que me dijo que se iba a ir, que se iba a ir a Estados Unidos pero no nos iba a llevar, ni a mí ni a mis hermanas nos iba a llevar.
No nos iba a traer con ella, y me acuerdo que me puse a llorar, y le dije que no me dejara; que no me dejara, que no me quería quedar, que me quería ir con ella, y me acuerdo que lloramos por un momento, y decidió llevarnos. A veces creo que si no lo hubiera puchado que nos trajera, no nos hubiera traído.
ML: Entonces te enteraste que te venías, ¿y te viniste en cuánto tiempo?
MP: Era ese mismo día. Mi mamá—ese mismo día que mi mamá nos dijo, era como—mi mamá nos dijo como a las seis de la noche y como al rato, como a las diez se fue; ese mismo día. Mi mamá me dijo ese mismo día que se iba, que se iba a ir. No espero a que digan nada.
ML: ¿Y ese mismo día empezaron a viajar?
MP: Sí, ese mismo día. Ella ya tenía todo preparado, el equipaje preparado de nosotras.
ML: ¿Cómo fue el viaje?
MP: Me acuerdo que cuando salimos, nos fuimos en taxi de la casa de mi abuelita hasta el paso de lancha. Hay un paso de lancha para cruzar a Coatza y en Coatza agarramos un autobús para ir—ya ni me acuerdo para ir a donde pero ya era para acá, para cruzar para acá. Creo que era México, el DF, pero no estoy muy segura.
ML: ¿Y cómo fue que cruzaron?
MP: Cruzamos por el desierto.
ML: ¿Alguien los cruzó?
MP: Sí, alguien nos cruzó. Eran—en total éramos 15 personas, y solo mi mamá y nosotras tres éramos las únicas mujeres.
ML: ¿Y cómo fue el viaje?
MP: Caminamos un día y la mitad del siguiente día, y me acuerdo que mi mamá, Omar, la persona con la que se había juntado mi mamá, y mis dos hermanas se habían perdido. En medio desierto se perdieron, y yo me quedé con todos los—eran hombres, los muchachos hombres. Me quedé con todos ellos. Y me acuerdo que el señor me dijo, el señor guía, que nos guió para venir para acá, me dijo que—se estaban burlando porque mi mamá y mis hermanas se habían perdido.
ML: ¿Tu mamá y tus hermanas se habían perdido para otra parte, y vos quedaste con esta gente sola, y él se burlaba de ti?
MP: No burla así como mala, pero—era como—
ML: Que susto, Magui.
MP: El no se veía malo. La persona no era mala, solo es porque luego los fue a buscar, y ahí rieron de nuevo. Se escuchaba porque mi mamá andaba gritando, "Magui, Magui, Magui." Y ya de ahí los fue a buscar el otro. No sé como ponerle, no era una burla mala, pero era como burla. No es una situación a la que te deberías burlar de que alguien se haya perdido. (Sollozos)
ML: Sí, sobre todo los—y sobre todo hablar eso con un chico de once años.
MP: Sí.
ML: ¿Cómo terminó—era la primera vez que tenías semejante viaje a los once años? ¿Era la primera vez que te pasaba algo como eso?
MP: Sí, pero a la primera pasamos nosotros. No nos agarró la migra, ni nada. A la primera pasamos.
ML: ¿Tenés idea de a dónde llegaron, Magui?
MP: Me acuerdo que llegamos a la mitad del siguiente día que habíamos caminado llegamos como a un—como era un pueblito de indios, creo que le llaman aquí en los Estados Unidos, ya habíamos cruzado, ya estábamos acá. Y me acuerdo que ese señor nos había dado macarrones con queso para comer, y me acuerdo que es la primera vez que probé eso en toda mi vida porque no había comido eso. Y luego mi mamá nos dijo a mí, a mis hermanas y a mí, que nosotras nos íbamos a ir en un coche y que nos iban a llevar a la casa de una señora. Pero ellos, todos esos, todos los que venían junto con mi mamá, ellos todavía se iban a quedar a dormir ahí en el desierto para poder cruzar al siguiente día. Pero nosotras no querían que pasáramos una noche más ahí porque hacía mucho frío en la noche.
En el desierto hace mucho frío cuando es de noche, y entonces nos llevaron en un coche a la casa de una señora que tenía una hija, y ahí nos quedamos con ella, y no supimos nada de mi mamá hasta creo que tres días después o algo así. Luego el guía no nos quería devolver con mi mamá porque en lo que nosotros estábamos en esa casa con esa señora, a mi mamá cuando intentaron pasar—creo que me contó que los habían asaltado creo, a todos ellos. De esos mismos que se roban entre ellos las personas que van a pasar y dice que la habían agarrado a ella, a Omar y tal vez a otras personas. Los que se dieron a correr, corrieron fuerte; no los agarraron pero a los otros los habían agarrado y les estaban pidiendo dinero para soltarlos. Pero no era migración, eran de ellos mismos, ente los mismos nosotros, los mismos hispanos que nos estaban tratando de pasar; se robaron a las personas para que nos cobraran ahí en vez de ya que nos cruzáramos.
Ya de este lado a veces las agarraban—es complicado explicarlo pero se las quitaban a los que ya la habían pasado y a estas personas—era como secuestro, secuestraron a mi mamá junto con las otras personas que agarraron y les estaban cobrando dinero para soltarlos. Y me acuerdo que mi mamá me dijo que—ya cuando nos vimos y ya de todo me dijo que le dijo al guía que ella de verdad se tenía que ir porque tenía tres hijas que ya habían pasado y que no se las querían devolver porque no le había pagado al guía, al que iba a pasar a ella y que las pasó, que nos pasó. Y recuerdo que eran mil dólares por cada una de nosotras. Entonces consiguió ese dinero y le pagó al guía para nos devolvieran a nosotras a ella.
ML: ¿Tienes idea de cómo conseguía el dinero tu mamá?
MP: No. Sólo sé que creo que parte del dinero vino de la familia de Omar, de su novio. Y lo querían en dólares, así que si es en dólares y lo mandan de México para acá, es mucho dinero.
ML: ¿Te acordás de cómo pasaste esos tres días? Tenías once años, era la primera vez que te separabas de tu abuela y de pronto estabas con una persona extraña, ¿Te acordás que pensaste o que sentiste en esos días?
MP: Sólo me acuerdo que cuando estaba en esa casa, con la señora y su hija, la señora era rara. No sé, era—siempre tenía hombres en su casa; siempre había hombres en la casa de ella y se sentía raro pero siempre que me iba a dormir esos tres días que estuve ahí no sabía nada de mi mamá ni de que había pasado. Yo le preguntaba a la señora pero ella no sabía nada. Pero siempre que iba a dormir me acuerdo que lloraba porque ya quería ver a mi mamá. Siempre he sido apegada a mi mamá y—
ML: ¿Qué hacían tus hermanas?
MP: También, supongo que lloraban en realidad. No sé, en esos momentos yo nomás estaba pensando en mi mamá y no ponía mucha atención en lo que mi hermana sentía.
ML: ¿Y cuando te encontraste finalmente con tu mamá, se quedaron—tenías idea en qué ciudad estabas?
MP: Cuando encontramos a mi mamá, me acuerdo que nos fuimos a vivir - ah, nos fuimos a Arizona. Arizona, me acuerdo que era Arizona con una señora que ya estaba ahí. Ella ya había llegado a los Estados Unidos hace mucho tiempo y nos dio un lugar en su casa para quedarnos por un tiempo y ahí nos fuimos con mi mamá.